11 de abril de 2022 a las 21:03 El otro día, paseando por un mercadillo con unas amigas encontramos un puesto que tenia varitas mágicas.
Como lo de las estrellas y la magia ya sabéis que nos encanta nos compramos una.
Quizás, quién sabe, podamos llegar a ser mejores así, ya que con las dos manos y las dos piernas que tenemos no llegamos.
Le podríamos pedir deseos a la varita como tener mas tiempo para llegar a hacerlo todo perfecto, todo impoluto, todo en fecha, sin que nadie se enfade porque no alcanzamos.
Tiempo para recoger personalmente a cada animal, para informar puntualmente de el a todo el que pregunta. Tiempo para que todos los papeles y más ahora que son infinitos estén al día. Tiempo para revisar todo en fecha.
Ojalá funcione la varita, estaría genial.
Es curioso, de momento solo conseguimos con nuestro tiempo y esfuerzo curar heridas a los perrines, de las físicas y de las psicológicas. Ellos nos miran después y nos derretimos. Nos dan lametones, les vemos tranquilos y jugando.
Eso es la caña, eso nos llena y nos empuja.
Y es curioso, los humanos nos increpan, nos regañan, nos hacen sentir horribles personas por no llegar a ser perfectas.
Pero dentro de que sabemos que de verdad no damos para más, nos volvemos a mirar a los ojos de nuestros chicos y pensamos que sí, que la varita sí funciona y que aqui hay magia.
Y ya esta.
Seguiremos agitándola para conseguir muchas más cosas. Y mientras, el que quiera caminar a nuestro lado que lo haga levantando el culo, y el que no, que refunfuñe.
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