Y si pensabais que nos hemos quedado sin perris irresistibles, mirad esta cara guapa.
ROBIN, peazo de sonrisa perpetua. Amor gigante y pasteloso. Siempre feliz, en serio.
Bueno con otros perrines, joven con ganas de vivir, y tranquilo si toca echarse la siesta.
Te persigue para mimos y si le miras se derrite.
Anda que no se puede celebrar el mes del amor presentando tanto ejemplo.
De verdad que un compañero así te llena la vida entera. Se acabaron los días tristes.
Venga, otra flecha que tiene que llegar a su destino. ¡¡Un corazón para ROBIN!!