5 de agosto de 2021 a las 9:53  Así es. Cada día. Cada minuto. Cada segundo. 

 

En la foto nuestra compañera Loli de Ciudadanimal.

 

Perros, gatos y retratos

4 de agosto de 2021 a las 19:00  EJÉRCITO SECRETO

No se dejan ver. Están demasiado ocupadas para hacerse notar. Luchan en una guerra anónima y secreta contra el lado más oscuro de ese animal llamado ser humano. El único que mata sin hambre, que maltrata sin motivo, que domina sin razón y abandona sin corazón. Puede que tengas a una de ellas muy cerca, quizá incluso conozcas a alguna. No se distinguen por nada especial. Son mujeres y hombres sin más, pero su vida no es como la tuya y la mía.

Nosotros pensamos que alguien tendría que hacer algo con ese pobre perro vagabundo. Ellas pasan horas a la intemperie hasta que consiguen salvarlo, días hasta que logran curarlo, meses hasta devolverle la confianza, la dignidad y las ganas de vivir y a veces años hasta encontrar un hogar para él. Nosotros hacemos lo que podemos, ellas hacen el resto.

Ya no pueden mirar para otro lado. Un día tuvieron la valentía de no apartar la mirada, de adentrarse en un refugio hacinado de miradas de ruego y dolor. Y  todo cambió para siempre. No pueden acostarse una sola noche y cerrar los ojos sin que esas miradas se vuelvan a clavar en su alma. Antes de que el sueño y el agotamiento las venza no dejan de preguntarse si hoy habrán hecho lo suficiente. Y hacen lo posible. Incluso a veces hacen lo imposible. Sacrifican su tiempo y su dinero, sacrifican relaciones, sacrifican vacaciones y pequeños lujos para salvar una mirada más. 

A veces lloran. De impotencia, de dolor, de agotamiento. Quisieran recuperar su vida anterior. Poder cerrar los ojos como antes y dormir creyendo vivir en un mundo más inocente, menos cruel.

En sus casas suele haber más perros y gatos de lo normal. Unos están de paso, otros ya encontraron un hogar bajo ese techo. Y luego están los terceros: los que oficialmente están de paso, pero casi todo el mundo sabe que acabarán quedándose.

Luchan en primera línea. La de recoger excrementos endurecidos por el hielo, la de curar heridas a las que duele siquiera hacer una foto. La de arrastrar a perros muertos de miedo a paseos heladores hasta reparar confianzas y devolver esperanzas. La primera línea de llegar demasiado tarde para salvar una vida y recoger sólo un saco de huesos inerte. La terrible línea de tener que decidir que el sufrimiento es tal que el descanso definitivo es la mejor ayuda. 

Recaudan fondos, idean rifas, fabrican collares y abrigos, hacen fotos, mueven enormes sacos de pienso. Transportan en sus propios vehículos animales tan infectados de miedo como de pulgas y luego, muy tarde, ya de noche y casi siempre solas, desinfectan el coche en una solitaria gasolinera para poder usarlo de nuevo dentro de unas pocas horas, en su otra vida. 

Saben que el enemigo no descansa. Que es una enorme y tenebrosa máquina de dolor y muerte, de abandono y frío, de hambre y soledad. Por suerte para nuestras conciencias, para cada vida dignificada, ellas tampoco descansan. No aspiran a medallas, solo a que los niños de hoy no tengan que sufrir, que continuar mañana, esta maldita guerra. Ni ninguna otra.

Texto y foto: Mario del Castillo © 2021/15/15 Perros, gatos y retratos

Modelo: Loli y varios Capital Animal.

Código Safe Creative: 2105087775549 / 2105097781066

Todos los derechos reservados.

(Reedición de original publicado en 2015. Texto revisado y nueva imagen).

 

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